sábado, 31 de agosto de 2013

CEPILLADO DE LOS DIENTES:

RIESGOS:

Los efectos de un pobre cuidado dental varían desde el deterioro de dientes y caries hasta gingivitis, periodontitis y pérdida dental.
Si no limpias tus dientes muy bien todos los días, te estás poniendo a ti mismo en riesgo de deterioro dental. Los signos tempranos del deterioro incluyen agujeros visibles en tus dientes, dolor cuando muerdes y sensibilidad o dolor en tus dientes.
Cuando los carbohidratos en la comida y bebidas que consumes no son limpiados de los dientes regularmente, proveen el combustible para las bacterias causantes de la caries. Estas bacterias pueden empezar a formar placa bacteriana sobre los dientes dentro de 20 minutos después de comer, así que si eres un comedor frecuente de bocadillos, tal vez querrás limpiar tus dientes más a menudo que dos veces al día. 


PREVENCIÓN:

Lo ideal es cepillarse los dientes después de cada comida y, sobre todo, durante la noche. Mientras se duerme, las glándulas salivares producen menos saliva y los dientes están menos protegidos frente a los microbios.


CEPILLADO:

Un correcto cepillado incluye movimientos cortos y suaves, con especial atención a la línea de la encía, los dientes posteriores de difícil acceso y las zonas situadas alrededor de obturaciones, coronas y otras reparaciones.
Hay que seguir los siguientes pasos:

1. Limpiar las superficies externas de los dientes superiores e inferiores con movimientos verticales. Para ello, hay que inclinar el cepillo unos 45° contra el borde de la encía y deslizarlo desde ese borde hacia delante, con una ligera presión.

2. Limpiar las superficies internas de los dientes superiores e inferiores, con los mismos movimientos e inclinación del cepillo que en el paso anterior. Ésta es la limpieza que más suele descuidarse, por lo que tiene mayor importancia.

3. Cepillar las superficies de masticación de cada diente con movimientos cortos hacia atrás.

4. Frotar las muelas con movimientos circulares para despegar de los pliegues cualquier resto de alimento y bacteria. Hay que limpiar tanto la superficie con la que se mastica, como la cara interna y externa.

5. Emplear hilo dental para eliminar cualquier resto que quede entre los dientes, donde no llega el cepillo. Hay que cortar un trozo de hilo, enrollar los extremos en los dedos medios e introducirlo tensado en el espacio interdental. Se deben seguir las curvas de los dientes y deslizar la seda suavemente hacia arriba y hacia abajo hasta llegar a la encía, con cuidado para no dañarla.

6. Pasar el cepillo suavemente por la lengua ayuda a eliminar bacterias y mantener un aliento más fresco.

7. El enjuague con elixires refuerza la limpieza.